Fotografías de Isabel Muñoz en la Casa América de Madrid.
Por Ester Rovira.
En El Salvador, un país que ha sufrido dictaduras de generales y seis golpes de estado, donde la mayoría de la población vive en la pobreza y en los barrios de las ciudades hay un alto índice de criminalidad. Existen pandillas de jóvenes que se denominan “maras” que se dedican a delinquir y terminan en la prisión.
La fotógrafa catalana, Isabel Muñoz, se ha adentrado en las cárceles de El Salvador para que veamos cómo viven y en qué piensan “los maras”. Actualmente se calcula que hay 30.000 presos que pertenecen a bandas “maras” en las prisiones de este país.
En la exposición se agrupan 60 fotografías en blanco y negro. Isabel Muñoz retrata a chicos jóvenes “maras” con la cabeza rapada y con la cara, el busto y los brazos llenos de tatuajes que hacen referencia a la muerte, al sexo y el sentimiento de identidad a una banda. Para ellos la pandilla es su familia y su hogar. Los chicos y chicas fotografiados miran a la cámara con una actitud desafiante y orgullosa de pertenecer a los “maras”. Los chicos llevan marcado en el cuerpo las letras MS que identifican a la banda y las chicas con tejanos y con tatuajes en la barriga cerca del ombligo llevan la palabra “Dieciocho” que es el nombre de la pandilla de las chicas.
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| De Maras-Isabel_... |
Los tatuajes que llenan el cuerpo y la cara de los chicos de la pandilla “mara” sobretodo hablan de la muerte. Para ellos, la muerte está muy presente en sus vidas ya que en sus actos de delincuente han perdido a muchos amigos de la banda. Por eso, en su cuerpo tienen tatuajes de demonios, cruces… y en las celdas hacen dibujos de tumbas con los nombres de sus amigos. En su busto llevan escritos sobre la muerte: “la vida es un sueño. Tú decides” o “la muerte es segura. La vida no”.
Otro tema que siempre aparece en los tatuajes de los chicos “maras” es el sexo. Muchos llevan tatuajes de mujeres desnudas, demonios haciendo el amor con mujeres.
Isabel Muñoz ha querido reflejar cómo viven “los maras” dentro y fuera de la cárcel. La fotógrafa ha sacado imágenes de ellos en grupo en las celdas de la prisión de El Salvador pero también les ha fotografiado con su familia. Los “maras” pueden ser muy orgullosos y agresivos en la pandilla pero cuando están a lado de sus hijos pequeños y sus mujeres son muy protectores y sociables.
Además de fotografiar a las bandas “maras” de El Salvador, esta fotógrafa catalana afincada en Madrid ha fotografiado el mundo del tango, el flamenco y la danza. Ha participado de fotoperiodista en reportajes sobre las tribus etíopes, la prostitución infantil en Camboya y reflejó la vida de los que sufrieron el terremoto de Bam.
Sobre la fotografía Isabel Muñoz dice que “adora las imágenes y el momento en que las toma y adora a las personas que salen en sus imágenes a fin de que participen en su mundo personal”. Según el crítico en fotografía, Christian Coujulle, “Isabel Muñoz hace de mediadora entre lo fotografiado y nosotros. Ocultándose tras la aparente seducción de las imágenes de los cuerpos que nos presenta a modo de espejos, de dudas de formas y de de apuestas”.

