La pereza: mi pequeño pecado personal
De los siete pecados capitales, el que le tengo más simpatía es la Acidia. He sido perezosa des de pequeña y ahora aún lo sigo siendo un poco. Mi madre me decía que saliese a comprar fruta y yo le contestaba que sí, que ya iría, pero que esperara un momento porque tenía que terminar de escuchar música estirada en el sofá. Al cabo de una hora, aún no había ido a comprar a la frutería que estaba sólo a cinco minutos de mi casa. Mi madre se enfadaba y me decía que siempre actuaba igual y que tenía que cambiar aquella actitud, que era intolerable. Yo pensaba que tenía mucha razón pero no conseguía dejar de ser perezosa.
Cuando dejé de ir al instituto y fui a la Universidad aún seguía con la pereza encima. Me acuerdo que todos los fines de semana, esperaba hasta el último momento para hacerme la maleta para ir a estudiar periodismo a Barcelona. También cogía el último tren y así encontraba a mis amigos. Una vez, el tren no pasó por la estación de Manlleu y tuvimos que coger el coche corriendo para que llegar a tiempo a la estación de Vic y coger el de las 21:10 horas con destino a Barcelona.
Esto de la Acidia siempre lleva problemas. Por culpa de la pereza te suspenden asignaturas porque no las has estudiado a fondo, pierdes trenes, no entregas trabajos, tienes mal ambiente familiar…etc. Por todo esto, no me gusta tener una actitud perezosa ante la vida. La Acidia es un aspecto negativo de mi personalidad que tengo que hacer desaparecer y ser una persona más activa y tener más energía positiva para realizar proyectos y vivir la vida con más intensidad.
Ester Rovira
(extraido de Literaturas.com 06/2007)
domingo, 3 de junio de 2007
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
