Paseamos con los pies desnudos y cogidos de la mano por la orilla del mar. Lentamente, vamos imprimiendo nuestros pasos sobre la arena húmeda. Queremos llegar hasta el espigón donde hay la bandera catalana y las cañas de los pescadores descansan sobre las rocas esperando que pronto algún pez hambriento pique y se enganche fuerte en el anzuelo.
Mientras pisamos la arena, vemos a lo lejos un velero blanco pequeño que se desliza suavemente sobre las olas. Son las ocho de la tarde y aún hay niños riéndose y bañandose con sus camisetas mojadas y su bañador Quicksilver. Una niña, con un traje de baño azul, lleva una cometa roja que la hace volar haciendo círculos. Los chicos jóvenes aprovechan la tarde para hacer su deporte favorito: el surf. Las chicas con sus bikinis toman el sol y hablan entre ellas animadamente.
El paseo por la arena se termina cuando nos ponemos otra vez los zapatos y caminamos por el paseo marítimo de Vilassar de mar. Este pueblo catalán, situado en la comarca del Maresme, con las calles estrechas y lleno de casas con jardín. Tiene el mejor lugar para hacer el vermut y degustar los mejores berberechos y almejas. Se llama Cal Espinaler.
lunes, 27 de agosto de 2007
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2 comentarios:
Este pasaje de la historia me resulta familiar y próximo. A ver si voy a tener que pedir parte de los IPRs ;-) Me ha encantado rememorar ese momento a través de tu escrito.
Ester!!
Que lindo tu texto... en realidad Cataluña es hermosa.
El día de Cataluña no pude enviarte mensaje pero tuve muy presente felicitarte por ser de este lugar tan bello.
Abrazo
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